Es habitual oír afirmaciones sobre cuantas comidas o la frecuencia de las mismas son las idóneas en una dieta fitness (dieta saludable con el objetivo de mejorar tu estado físico) pues bien hoy voy a intentar explicar de forma comprensible para todos el porqué de ello.
Las afirmaciones más habituales suelen ser las siguientes, “hay que comer cada 3-4 horas”, “hay q hacer 5 comidas”, “es mejor varias comidas pequeñas que pocas copiosas”, y cosas del estilo.
Pues bien lo primero que debemos puntualizar es una obviedad, esto es, que la función principal de la alimentación es el mantenimiento de la vida, y para ello el organismo utiliza los recursos que obtiene de la manera más eficiente para conseguir el manteamiento de la misma.
Por otro lado hay que tener en cuenta las fuentes de energía que utiliza nuestro organismo, ATP, glucógeno, grasas y proteínas, en ese orden. El ATP es escaso y se encuentra en los músculos y se utiliza para esfuerzos de corta duración, el glucógeno se encuentra almacenado también en los músculos y está limitado a los depósitos musculares, las grasas son la siguiente fuente energética q utiliza el cuerpo se almacenan en el tejido adiposo es energía de larga duración y el uso de proteínas como energía es la última fuente energética usada por el organismo y se efectúa a través de la degradación muscular con la consiguiente pérdida de masa muscular.
En ese sentido la idea en una dieta equilibrada realizar comidas frecuentes radica en la idea de aportar al organismo los requerimientos nutricionales que va necesitando a lo largo del día, ya que en caso de escasez el cuerpo irá recurriendo a los recursos que tenga, y si esa escasez perdura en el tiempo, el cuerpo en previsión de que se sucedan situaciones de insuficiencia energética tenderá a almacenar energías, ¿de qué forma? Pues teniendo en cuenta q el ATP y el glucógeno muscular están limitados y que la “destrucción” de proteína muscular es una “agresión” al organismo y que la grasa es una fuente anterior a esta, la respuesta parece obvia, almacenando grasa.
Por otro lado volviendo a la primera premisa de la que partimos, nuestro organismo esta “programado” para mantenerse con vida, por lo que de mantenerse esa situación en el tiempo, este lo que va a hacer es ralentizar su ritmo, como forma de ahorro energético, de forma que ralentiza su metabolismo, lo cual va a producir en la persona sensación de cansancio, apatía, bajada del rendimiento físico.
Otro matiz interesante a la hora de tener en cuenta la frecuencia alimenticia son las digestiones, digerir comidas ligeras es mucho menos tedioso para nuestro sistema digestivo que hacerlo de comidas copiosas, además que la propia digestión es un proceso que conlleva un gasto energético que puede ayudar en dietas de definición o pérdida de peso.
En conclusión, lo ideal es realizar un aporte adecuado de nutrientes a nuestro organismo a lo largo del día, intentando evitar largos periodos de ayuno, incluso en las dietas más extremas de definición o de precompetición por ejemplo el número y frecuencia de las comidas no varía en exceso.
Dani Mitiko en colaboración con Fitness Viral Kelly